El Derecho es una materia llena de posibilidades para quien la estudia. Sin embargo, las condiciones de salud mental son muy comunes entre las personas letradas. De hecho, la abogacía se encuentra entre las primeras diez profesiones más propensas al síndrome de 'burn out'. En este escrito, propongo que los problemas de salud mental en la profesión de la abogacía comienzan desde - y a raíz de - la Escuela de Derecho.
Según una encuesta realizada por Bloomberg Law, más del 75% de los estudiantes de derecho que respondieron informaron un aumento de ansiedad debido a problemas con sus estudios legales y más del 50% informaron experimentar depresión. Más aún, otro estudio reveló que el 11% de los estudiantes han considerado el suicidio. Un tercer estudio reveló que el 96% siente estrés severo, en comparación con el 70% de lxs estudiantes de medicina y el 43% de lxs estudiantes de posgrado. Otra estadística, esta vez de la Fundación Dave Nee, apuntó a que, al ingresar a la facultad de derecho, lxs estudiantes tienen un perfil psicológico similar al del público en general; pero después de la graduación, el 20%-40% de estxs estudiantes sufren de una disfunción psicológica. Por su parte, entre abogadxs practicantes, el 28% sufre de depresión y el 19% siente ansiedad severa.
Cabe destacar que existen otros factores que empeoran o aminoran la experiencia en la facultad de derecho y el impacto en la salud de sus estudiantes. Entre estos factores están la raza, la identidad de género y la orientación sexual. El análisis del bienestar entre estudiantes de derecho a base de su identidad de género reveló que el 26% de las mujeres, el 38% de las personas no-binarias y el 22% de los hombres sintieron una disminución significativa en su bienestar general. Esto quiere decir que las mujeres y personas no-binarias experimentan más problemas de salud mental y relacionados a su bienestar, que sus contrapartes masculinas. Los resultados además mostraron que lxs estudiantes negrxs tienen más probabilidades de reportar una disminución significativa en su bienestar (33%) en comparación con lxs estudiantes blancxs (24%).
Existen muchas razones por las cuales lxs estudiantes de derecho no buscan ayuda psicológica. Éstas van desde sentir miedo a ser juzgadxs (o incluso a no ser admitidxs a la profesión) hasta no tener el tiempo y/o recursos necesarios para cuidar adecuadamente de su bienestar. Se han trabajado diversas medidas para lograr que la experiencia de lxs estudiantes de derecho sea más llevadera. Por ejemplo, la Facultad de Derecho de la Universidad de Puerto Rico desarrolló un programa para atender este asunto porque “buscan que la próxima generación de la abogacía sea feliz”.
Si queremos lograr que la salud mental entre profesionales del derecho mejore, debemos tomar las medidas necesarias desde la Escuela, entre ellas:
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Reducir el estigma de la búsqueda de apoyo en los bufetes y las facultades de derecho;
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Que los bufetes se responsabilicen del bienestar de sus abogadxs;
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Educar a jueces, profesores y estudiantes de derecho sobre la importancia del bienestar.
El fruto de estos esfuerzos aún está por verse. El sufrimiento ya forma parte integral de la profesión. Parecido a una carrera de obstáculos, si sobrevives la Escuela aún tienes que enfrentarte a la reválida – y si sobrevives la reválida, aún queda la profesión. No se puede defender la justicia y la verdad sin atenderse a sí mismo y su bienestar. El cuidado de la salud mental como profesional legal es un tema que se debería atender desde el primer día en la Escuela.